De nuevo España basó su triunfo en la defensa, que mantuvo a raya
durante buena parte del partido a las figuras rusas. Sin embargo, la
victoria llegó por la inevitable mejoría en sus porcentajes de tiro,
absolutamente hundidos en los dos primeros cuartos. En una segunda parte
muy seria, España corrió y anotó con la asiduidad que no había
encontrado en sus tres últimos partidos, demostrando, una vez más, que
esta generación responde en los momentos decisivos.
España tiró de casta y de la calidad de sus mejores hombres, del
incombustible Gasol (16 puntos), un impecable Rudy (11 puntos) y el
cerebro Calderón (14 puntos), pero también de sus secundarios de lujo,
Fernando San Emeterio y Felipe Reyes, que otorgaron a la 'ÑBA' el salto
de coraje que no encontró en los primeros veinte minutos.
La peor España
Nadie era capaz de reconocer a España en la primera mitad del partido.
Lenta, sin rotación y sin buenas sensaciones, España arrastró su
esquelético porcentaje de tiro (17%) hasta el descanso, al que llegó con
20 puntos. Solo 20 puntos. Escaso botín para un equipo con una media
superior a los 80 puntos por partido. Enfrente, Rusia, espoleada por
Kaun en la pintura (14 puntos) y los triples de Monya, se había marchado
once puntos arriba, a pesar de sus escasos 31 puntos.
El 9-12 del primer cuarto denotó los nervios que había en ambas
selecciones, con muchos errores desde la línea de tres. Sin embargo,
España navegaba sin rumbo entre la zona impuesta por Blatt, y era
incapaz de hacer llegar buenos balones a la pintura, donde los Gasol
apenas tuvieron descanso.
La selección de Scariolo, acostumbrada al éxito, pero también a las
clasificaciones duras, se lavó la cara por completo en el tercer cuarto y
dejó en el vestuario a su peor versión. Una nueva España saltó al
parqué del North Greenwich Arena para cumplir el objetivo con el que
habían llegado a Londres y empezó la remontada.
La mejor España
Eran los mismo cinco que habían iniciado el partido (Calderón, Navarro,
Rudy Fernández, Marc y Pau Gasol), pero su actictud se había
transformado. El primero en coger la batuta fue Rudy Fernández, el menos
desfigurado de la primera mitad, que empezó la gesta con un triple. La
pelota empezó a entrar, y al triple le siguieron dos libres de Pau Gasol
y un nuevo triple de Calderón que pusieron a España a cinco puntos
(28-33).
España ya era más reconocible. Movía con rapidez y anotaba. ¡Anotaba!
España había encontrado el camino al aro y se desató con cinco triples
en el tercer cuarto, dos de Rudy, dos de Calderón y uno de Pau Gasol.
España anotó 26 puntos en el tercer período, seis más que en toda la
primera mitad e igualó el partido.
Restaban diez minutos. El objetivo de la 'ÑBA' se iba a decidir en un
último cuarto que se presumía de infarto. Pero la progresión de España
era imparable, y Rusia había tomado la dirección contraria. Calderón
tomó el relevo de Rudy Fernández y guió a España hacia su golpe
definitivo, poniendo a la selección diez arriba (60-50).
El trabajo del base extremeño, bien acompañado de la brega de Llull,
Felipe Reyes y San Emeterio fue suficiente para que España, en su mejor
momento del torneo, impidiese cualquier atisbo de reacción de Rusia, en
la que se hundió Kirilenko y se detuvo el rodillo de Ponkrashov (10
puntos). La defensa de manual de Marc Gasol y la rabia de su hermano
apuntalaron la victoria española (67-59). La victoria que devuelve a
España a una final olímpica, la tercera, y abre de nuevo la puerta de
los sueños. Allí esperará, salvo sorpresa, el rival de Pekín: Estados
Unidos.
Ruben Heras / TVE // www.dominicanosenbasket.com
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