NBA Y un día el príncipe LeBron finalmente fue Rey: Miami campeón

Los Heat le ganaron a Oklahoma City el quinto partido de las finales 121-106, sentenciaron la serie 4-1 y lograron el segundo título de su historia. James acaba con su maleficio: campeón y MVP.

Hace ya una década, en los pasillos del ambiente del básquetbol de los Estados Unidos los scouters se babeaban hablando de un muchachito de 17 años que hacía estragos jugando en el básquetbol secundario. 

El tal chico se llamaba LeBron James y consiguió algo que nadie había conseguido antes, que una cadena de TV televisara un partido de ese nivel colegial a todo el país, simplemente porque jugaba él.

Muy temprano llegó a la NBA y, para ser sinceros, no estaba preparado para semejante exposición. Demasiado joven, bastante soberbio y, paradójicamente, también bastante inseguro. El gigantesco tatuaje Chosen 1 de su espalda lo reflejaba.

Tras 7 temporadas en Cleveland, donde sufrió uno de los grandes golpes de su carrera al perder las finales del 2007 ante San Antonio 4-0, James generó una de las mayores polémicas en la historia de la NBA al irse a Miami a mediados del 2010, para sumarse a Wade y Bosh en un proyecto que parecía infalible.

Pero el primer año falló, pese a que llegaron hasta las finales de la NBA. Y entonces algo hizo un clic en la cabeza de LeBron. Bajó los decibeles, bebió de las fuentes de la humildad y, con 27 años, maduró de una manera notable en apenas meses.

Anoche, en el quinto partido de las finales ante Oklahoma City, James acabó con un maleficio que le pesaba como ninguna otra cosa. Tras 9 temporadas y 3 premios de MVP, LeBron consiguió, no solamente el título de campeón, sino que demostró en la cancha que era el mejor jugador de la Liga.

Miami, con James a la cabeza, no le permitió en ningún momento a OKC ilusionarse con que podría llevar la serie de nuevo a su casa. Lo defendió brutalmente, le cerró todos los caminos y le tiró una presión encima que los jóvenes Thunder no supieron asumir.

James fue el líder, como en toda la serie (no jugó mal un solo partido de todos los playoffs (solamente en el segundo ante NYK anotó menos de 20 puntos -19-), pero esta vez mucho mejor acompañado que en otras noches.

Spoelstra le dio minutos a Mike Miller, que los aprovechó como nunca (4 triples en la primera mitad y 23 puntos en total), Bosh fue importante en la pintura, Wade lo ayudó cuando las ofensivas se trabaron y el resto jugó su rol. Lo que se esperaba que hicieran.

Así, sacaron 5 en el primer cuarto (31-26), 10 en el segundo (49-39) y 24 en el tercero, quebrando por completo a su rival (95-71), totalmente groggy. Los 12 minutos de cierre sirvieron para hacer una fiesta previa de algo muy esperado por todos: jugadores, entrenador, franquicia, gente y, por qué no, por la mismísima NBA.

LeBron terminó su partido más importante con otra planilla fantástica: 26 puntos, 13 asistencias y 11 rebotes. Un triple doble en el partido por el campeonato no es para cualquiera. Wade, el único bicampeón con los Heat junto con Haslem, aportó 20 y Bosh 23. 

Lo de Durant, fabuloso otra vez con 32 puntos y 11 rebotes, no alcanzó y, cuando terminó el partido, fue el único momento en el que uno pudo darse cuenta que tiene 23 años, al largarse a llorar en el hombro de su madre. Un crack impresionante.

Miami se quedó así con su segundo título (el otro fue en el 2006), tras vencer 4 veces seguidas al Thunder, algo impensable para la gran mayoría. James, además del MVP, podrá decir ahora que no es el único jugador con 3 MVP y 0 anillos. Y su apodo, King James, ahora sí merecerá ser usado.