El reemplazante natural de Tato Rodríguez -ovacionado
por un Polideportivo colmado- fue la figura del encuentro con 18 puntos
(6/6 triples), 6 rebotes y 4 asistencias. LaMonte (también 18) y los
triples de todo el equipo (14/32), claves para explicar la paliza.
¿Quilmes? 0/11 en triples.
Sin la presencia de uno de los símbolos históricos del conjunto bicampeón, Sebastián Rodríguez –retirado de la práctica deportiva por una afección cardíaca-, y también sin Marcos Mata por un esguince de tobillo, se inició la temporada en un estadio que aún late al ritmo de la Generación Dorada. Román González sí estuvo listo para salir a la cancha en el cervecero.
Facundo Campazzo salió
como titular en el lugar que hubiera sido para Tato, mientras que
Quilmes alineó a dos de sus tres extranjeros, más Hopson, Román González
y Nico Ferreyra.
Un robo con posterior doble de contraataque de Kyle LaMonte, un triple con falta de Leo Gutiérrez -que no pudo aprovechar el bonus- y otro ataque rápido, esta vez definido por Martín Leiva, le dieron rápidas ventajas a los milrayitas: 9-2 en tres minutos y medio. El primer bombazo de Campazzo estiró la diferencia a diez y obligó al primer minuto de Daniel Maffei, casi íntegramente hablado en inglés -Quilmes tiene cuatro jugadores que solo hablan ese idioma-.
Pero lo de Peñarol continuó a ritmo creciente. La racha se estiró a 14-0 para 16-2 antes de que Ferreyra consiguiera la primera canasta de campo del conjunto tricolor. Había pasado seis minutos de juego.
Por un momento pareció que Quilmes conseguía detener el temporal, pero una nueva ráfaga coronada por un triple de Gutiérrez estiró la ventaja a 20 puntos (28-8), apenas reducida por dos libres de Mac Hopson en el cierre del parcial inicial: 28-10.
El segundo cuarto mostró una reacción cervecera, en base a puntos de Morris y González, pero pronto cayó un triple del recién ingresado Franco Giorgetti para mantener a raya el intento visitante (31-14).
De todas maneras, los locales mermaron su efectividad, permitiendo que Quilmes tuviera
un largo respiro y empezara a tomar tiros algo más cómodos, aunque su
puntería nunca terminaría de ajustarse (0/11 triples en total). Por eso,
siguieron viviendo de los tiros cercanos al cesto y los libres (13/13
hasta este momento), lo que les alcanzó para acercarse (32-20). Pero una
vez más, dos triples -ambos de Campazzo- le dieron oxígeno a Peña.
Así
se llegó al final de la etapa inicial con el bicampeón de la elite
manteniendo el dominio en el tanteador (44-29) y una tranquila
supremacía en el juego, sin sentir las ausencias ni penar demasiado por
su laguna ofensiva del segundo chico.
Mac Hopson, con 11, era la vía de gol más productiva (9/9 libres) del equipo perdedor, mientras que la docena de puntos de LaMonte y los siete triples anotados fueron la base estadística de la diferencia obtenida por Peñarol.
A pesar de esos números, Quilmes no tomó recaudos defensivos en los instantes iniciales del tercer parcial y recibió otro duro castigo: triples de Gutiérrez, Campazzo y Nicolás Lauría (53-33).
Un minuto de Maffei provocó cierta reacción de su plantel, que logró secar a Peña durante algo más de tres minutos. Sin embargo, Campazzo volvió a acertar desde lejos para erigirse en el goleador del juego (15 puntos). Leiva estiró la diferencia otra vez a 21 puntos.
"¡Esto no es tenis!", se quejó Maffei a sus dirigidos en un nuevo tiempo muerto, pidiendo que compartan más el balón en ofensiva.
Pero no había estrategia que ordenara a un equipo cuyo sello fue la anarquía. Peñarol no hizo más que aprovechar esa característica, usufructuando además una noche acertada desde larga distancia. Campazzo cerró el tercer parcial con otro triple (su sexto) para poner 64-40.
Tras una máxima diferencia de 27 (67-40), Quilmes achicó a 19 con un parcial de 8-0 liderado por González, y aprovechando que Peñarol no
encontraba efectividad en el juego interior. El remedio a la sequía
-una vez más- fue la larga distancia, esta vez gentileza de Selem Safar -dos triples del ex cervecero-.
Britton Johnsen terminó siendo lo más rescatable de Quilmes, anotando 14 tantos -líder junto a González- y aportando 6 rebotes. Los mencionados seis triples de Facundo Campazzo, que no falló desde esa distancia y además sumó seis rebotes y cuatro asistencias, lo consagraron como MVP del encuentro. Parece que Tato ya tiene heredero. Al final, 77-58 para el bicampeón. Paliza.
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