El Chapu pone bien altos los objetivos del equipo y
tiene plena confianza en el plantel que dirige Julio Lamas; "Esta
generación despierta mucha pasión", dijo en la nota al Diario La Nación.

Minutos después del histórico triunfo de la Argentina sobre el seleccionado de la NBA, ocurrido en el Mundial de Indianápolis 2002, cuando el mundo del básquetbol se conmovía por la racha interrumpida de la armada norteamericana que sumaba un invicto de 10 años, Andrés "Chapu" Nocioni llegó a la zona mixta, en medio de los aplausos y muchos colegas que lloraban de la emoción y dijo: "Si mañana no le ganamos a Brasil por los cuartos de final este triunfo no sirve de nada".
Ese
Chapu tenía 22 años y era suplente en el equipo de Rubén Magnano, pero
ya derrochaba una energía especial, sustentada en una tremenda
mentalidad ganadora y una entrega física asombrosa, a pura fibra y
carácter, como siempre lo transmitió en su carrera.
Por
eso no sorprende que hoy, a los 31 años, diga: "Obvio que será un
fracaso si no nos clasificamos en Mar del Plata para los Juegos
Olímpicos. Tenemos una de las mejores versiones de la selección de los
últimos años, con Manu bien, con Fabricio, Luis, Delfino, Prigioni,
Pepe. Estamos haciendo una buena pretemporada, tenemos experiencia,
físicamente estamos progresando cada día, así que tenemos que
clasificarnos. Si no somos campeones, es otra cosa, la final es
distinta, pero la semifinal del día 10 es clave. Hay que ganarla si no
será una decepción para todos y un fracaso".
No hay medias tintas, siempre juega a fondo?
-¿Están realmente conforme con esta previa que están realizando?
-Si
porque todos llegamos en buen estado, no hay lesiones y los dolores o
contracturas son las lógicas de la primera semana de trabajo. Noto que
día a día crece el nivel y nos entendemos con Julio Lamas, vamos muy
bien.
-¿Lamas fue casi un padre para vos en tus comienzos?
-Ja,
¿Un padre? No sé. Siempre me llevé bien con Julio, lo que pasa es que
de joven yo era medio arrebatado, muy enérgico, y Julio un tipo
estructurado que quería encauzarme cuando me llevó a la selección en
1999 (Preolímpico de Puerto Rico). Era mi peor época aquella, ja.
Después lo volví a tener en Tau Cerámica. Pero nunca tuve grandes
roces.
-Siendo
un tipo enérgico como decís, efusivo, cómo hiciste para soportar tu
salida de Chicago, jugar poco en Sacramento y Philadelphia, y encima
tener que dejar el Mundial del año pasado justo un día antes del
comienzo?
-Me
apoyo mucho en la familia. En mi señora y mis hijos. Por suerte tengo
mis padres y mi hermano y del lado de mi señora una familia muy grande
donde siempre encuentro contención. Tuve la mala suerte de caer en
equipo que buscaban figuras muy jóvenes y yo no soy Manu Ginóbili ni
Kobe Bryant para que me mantengan de cualquier manera. Por eso fui
perdiendo protagonismo en la NBA.
-¿Y no te genera ansiedad?
-Un
poco, pero trato de distraerme con otras cosas, me sigo entrenando a
full y pienso un poco más en la selección, por eso lo de Turquía me
dolió tanto, estaba muy afilado. Este año hice una preparación más
tranquila, pero igual empecé a trabajar dos meses antes.
-¿Y cómo ves tu futuro en la NBA?
-No
sé. Philadelphia ya dijo que no me quiere. Y ahora estamos en pleno
paro patronal. Así que veré qué hago. Irme a jugar a Europa es una
posibilidad.
-Real Madrid ya mostró interés.
-Fueron
varios equipos los que llamaron, pero sólo para preguntar cuál era mi
situación. No quiero dar nombres. Lo concreto es que a los 31 años no
quiero estar parado dos o tres meses. Así que después del Preolímpico
evaluaré las ofertas. No es bueno para mí estar sin jugar.
-Volviendo a la selección, ¿cómo se conserva esta química y esa unión de tantos años?
-No
sé exactamente. Debe ser porque nos conocemos mucho, porque cada uno
sabe su rol y nos respetamos como personas. También el hecho de ser casi
siempre los mismos hizo que el grupo tomara confianza y se afianzara.
Por eso no fue difícil ir incorporando nuevos jugadores. Los cambios
fueron paulatinos y además siempre mantuvimos un estilo de juego que
viene de la época a Magnano, inclusive de antes, del Sub 22 de Australia
1997. Mantener la estructura y la filosofía de juego fue clave.
-Dicen que ya no vas a compartir más habitación con Leo Gutiérrez porque le trae mala suerte?
-Sí,
parece ¿no? Lo vamos a tener que hablar con Leito seriamente. El año
pasado quedé afuera yo, ahora él, es duro. Además ahora me mudé con
Prigioni y estoy muy bien (risas). No, la verdad es que lo vamos a
extrañar mucho todos, Leo es una parte grande e importante de este grupo
y para mí el mejor amigo que tengo en el básquetbol. Nos conocimos
jugando en Venado Tuerto y fuimos mejorando nuestra relación en la
selección y afuera de la cancha también.
-SI, sé que hace poco compartieron una cacería que anduvo muy bien?
-Ja, sí, cazamos dos jabalíes y un ciervo.
-En Turquía, Leo te dedicaba los triples a vos, que estabas afuera, ¿ahora será al revés?
-Sí,
algunos se los voy a dedicar a Leo? muchos, pero también algunos a mi
señora porque si no se va a poner muy celosa (risas).
-¿Te sentís uno de los jugadores más queridos de la selección?
-No
sé, puede ser. Siento mucho apoyo realmente. Pero creo que a todos les
pasa. Esta generación despierta mucha pasión. La gente se da cuenta que
siempre queremos estar y que dejamos todo. Y en mi caso será porque le
pongo mucha energía y garra. Ya que no tengo el talento de otros, tengo
que meterle fuerza y eso quizá contagie a la gente.
No
hay dudas, es así, el que más pasiones despierta por su estilo
aguerrido y pasional, como en aquel partido contra Lituania por la
medalla de bronce en Pekín.
Fuente: Miguel Romano / Diario La Nación

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