por Enrique Garcia
Sin apenas dinero para entrenadores, formación, instalaciones o balones, aquellos que quieren ser jugadores de baloncesto en África lo tienen difícil. La NBA se ha propuesto ayudarles.
Como contó Amadou Gallo Fall
para ESPN el año pasado, la NBA tiene un objetivo: Aprovechar el
potencial del continente africano, realizando una promoción del
baloncesto que es muy necesitada debido a las limitaciones económicas
de los paises que impiden el desarrollo de los talentos.
“Estamos aquí e invertimos en África” dice Gallo, quien trabajó como scout para los Dallas Mavericks antes de abrir y dirigir la oficina de la NBA en Johannesburgo.
“Hay futbolistas que miden 2’03 de alto
y no saben que hay otro deporte en el que su tamaño es realmente útil.
Pero las infraestructuras son un gran factor. Mientras que para hacer
un campo de fútbol no necesitas mucho, el baloncesto es un juego en el
que necesitas al menos una canasta, y en muchos sitios no existen”.
Según cifras estimadas, hay cerca de 30
millones de jugadores de baloncesto en Africa. Según Gallo, el número
podría ser mucho mayor y aumentará una vez que la NBA ponga todos sus
planes en marcha. Por lo tanto, el reto no es crear interés en este
deporte, sino facilitar el acceso al mismo, construyendo pistas,
formando a entrenadores o impartiendo clinics. Principalmente,
pretenden que el baloncesto sea un deporte más accesible para los
niños.
“Aquí no existen ligas profesionales, o al menos no ligas como nosotros las conocemos” dice Gallo. “Pero sí que hay pasión por el juego. Por eso estamos aquí, para aprovechar esa pasión”.
“Creo que el potencial aquí es mayor
que en cualquier otra parte del Mundo. En cada barrio puede haber un
Michael Jordan esperando a ser descubierto”.
Para lograr lo que se proponen, la liga ya
está trabajando conjuntamente con asociaciones nacionales de muchos
estados. Esperan que los primeros efectos empiecen a ser ya palpables a
partir del año 2015.
A pesar de las malas condiciones, algunos
jugadores africanos han jugado con mayor o menor éxito en la NBA: un
total de 26 desde el año 1990. Sin embargo, la mayoría de esos
jugadores carecieron de una formación básica hasta edades ya avanzadas.
Todos los fundamentos que se les enseñaron en sus países se cubrían en
las Universidades o en Europa en un par de sesiones de entrenamiento,
por lo que al final si alguno conseguía llamar la atención de un scout,
tenía que ser por sus condiciones físicas, de ahí que la mayoría de
los participantes en la NBA sean hombres altos.
Llama la atención que de estos africanos en la NBA, tan solo Luol Deng, Christian Eyenga y Romain Sato
sean los únicos que no ocupan las posiciones de ala-pívot o pívot. La
falta de jugadores de perímetro de nivel se debe tanto a la poca
capacidad de los entrenadores como a la ausencia de calidad en las
canchas y los balones de baloncesto, ambos factores claves a la hora de
perfeccionar el manejo y la habilidad con el balón. El pívot DeSagana Diop contaba que creció en Dakar,
jugando en una cancha de arena en la que apenas se podía botar, y que
como los balones eran escasos tenía que practicar los mates con los de
sus compañeros de fútbol.
La selección de Angola es
la clara dominadora en el continente, habiendo ganado 10 de los últimos
11 “Afrobasket”, los 6 últimos de manera consecutiva, y es porque
tiene las mejores canchas y por lo tanto los mejores jugadores
exteriores.

Otros países no tienen éxito colectivo pero tienen jugadores en la NBA, como Luol Deng (Sudán), Serge Ibaka (Congo), Luc Richard Mbah a Moute (Camerún), Christian Eyenga (República Democrática del Congo) o Hasheem Thabeet
(Tanzania). Unos, como Ibaka o Eyenga llegaron después de llamar la
atención en Europa, y otros como Mbah a Moute o Thabeet lo hicieron a
través de scouts y de las Universidades. Pero el hecho de tener a
talentos como los anteriores no siempre beneficia a las selecciones de
sus respectivos países. Hakeem Olajuwon se nacionalizó
como estadounidense y ganó unos Juegos Olímpicos con USA. Deng juega
para Gran Bretaña, y desde hace poco Ibaka para España.
Precisamente en España juega la nueva perla africana: Bismack Biyombo.
Después de deslumbrar por sus capacidades físicas y de conseguir un
triple doble en el Nike Hoop Summit, Biyombo fue elegido en el draft en
el puesto número 7 por los Bobcats.
Como ya ocurrió en muchos casos anteriores,
algunos dudan sobre si la edad de estos jugadores es la que tienen
realmente, ya que las partidas de nacimiento en sus países nativos
algunas veces pueden ser falsificadas fácilmente o incluso no ser
encontradas. Tras el pasado Draft se descubrió que Tanguy Ngombo, jugador congoleño con nacionalidad quatarí elegido por Minnesota, se había quitado 5 años de edad.
Masai Ujiri, General Manager de los Denver Nuggets y nativo de Nigeria, explica los motivos que llevan a algunos a mentir sobre su edad.
“Quien empieza a jugar y aprender el
baloncesto con 17 o 18 años no tiene apenas posibilidades de tener una
carrera profesional. Por lo tanto, muchos tratan de ocultar su
verdadera edad para intentar tener así una oportunidad. Por esto mismo
es importante que consigamos que el baloncesto llegue a los niños a los
11 años como nos hemos propuesto” decía Ujiri.
También podemos encontrar nuevos talentos africanos en las Universidades, como por ejemplo Mouphtaou Yarou (Benín) en Villanova o Festus Ezeli
(Nigeria) en Vanderbilt. Ezeli ya es una de las principales referencias
de ataque de su equipo, pero Yarou necesita aún mejorar su
inteligencia baloncestística para poder llegar a ser profesional.
Sin embargo, Dikembe Mutombo
siempre asegura que convertirse en profesional es lo de menos, que
lo importante es poder costearse una formación. En países en los que la
esperanza de vida ronda los 45 años, Mutombo defiende
que los jugadores tienen que explotar su talento principalmente para
ganarse una beca de estudios en los Estados Unidos.
“La educación es una herramienta que te va a servir para siempre” dice Mutombo. “La formación es la clave del éxito. El baloncesto no lo es todo en la vida”.


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