Sergio Hernández, entrenador del equipo argentino durante cinco años,
vivió el primer torneo del equipo desde afuera desde su partida con
tranquilidad y sin dramas. "Disfruto verla de afuera".
Mirá
quién vino...”, se ríe Chapu y le da un abrazo. “Estamos todos”, grita
Pablo Prigioni y repite lo de Nocioni. Lamas va a tomar el ascensor y lo
ve. Sonríe y va directo a abrazarlo. Se quedan tomando un café y
charlando. El recién llegado y motivo de tantas muestras de cariño y
respeto es Sergio Hernández, el DT que agarró un fierro caliente en el
2005 y fue el que más tiempo se quedó. En esos cinco años tomó la posta
de Rubén Magnano y mantuvo a la Argentina en la elite mundial. Y por eso
todo este agradecimiento. “Es algo muy gratificante porque es genuino. A
mí me da mucha felicidad verlos otra vez, es un grupo fantástico”,
devolvió el bahiense.
Invitado
por el gobierno salteño, Oveja llegó en la tarde del viernes y vio
anoche (y repetirá hoy ante País Vasco) el primer amistoso. Relajado
como siempre, le admitió a Olé que
“no extraño dirigir al seleccionado”. Y lo fundamentó. “Extraño
momentos, cuando veo la convivencia. Fueron cinco años y tengo algún
deja vu. Pero disfruto verla de afuera”, contó. Aclaró, igual, que el
equipo está en muy buenas manos, valorando a Julio Lamas, quien fue su
asistente en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, como ha hecho con
Magnano. Un ejemplo más de trabajo en equipo, de ir dejando y tomando
postas, construyendo (y no destruyendo) sobre lo construido. “Así debe
ser y es una de las cosas que ha caracterizado a este proceso. Cada uno
aportó lo suyo, fueron eras buenas, coherentes, se respetó una idea y,
hablando del juego, se mantuvo el 60% del 2000 para acá”, explicó el
bahiense, que aprovechó esta escapada porque luego tendrá que estar a
full con la pretemporada de Peñarol, el bicampeón de la Liga Nacional.
Qué lindo es ver a la familia unida...
Fuente: Diario Olé


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