Turquía
ha dejado claro que quiere ganar 'su' Mundial. Juega en casa, con todo
el país volcado en busca de la gloria y además está ofreciendo el mejor
baloncesto de su historia. Los anfitriones, en un encuentro con poca
historia, pasaron por encima de Eslovenia 95-68 para clasificarse para
las semifinales, donde les espera Serbia, verdugo de España.
El ídolo local, Hidayet Türkoglu, tomó
pronto las riendas del encuentro y sus puntos otorgaron la primera
clara ventaja para los locales (22-14). Pero el gran protagonista del
partido fue el ala-pívot Ersan Ilyasova. El ex jugador del Barça inició
su recital de triples y dejó el 27-14 al final del primer cuarto ante
una Eslovenia que no sabía cómo reaccionar y que se aferraba al acierto
de Nachbar.
Nada cambió en el segundo
parcial. Turquía dominaba a su antojo, con mucha presión en toda la
pista, buena defensa y corriendo al contraataque en todo momento. Los
puntos fáciles llegaban y la ventaja aumentó hasta un 44-23 que se quedó
en el 50-31 con el que se llegó al descanso.
Eslovenia regresó de los
vestuarios con la voluntad de cambiar el rumbo del partido, pero todo
intento fue en vano. Lakovic fallaba en ataque y los puntos de Becirovic
y Slokar eran insuficientes para frenar el vendaval ofensivo liderado
por Ilyasova, que alcanzaba ya los 19 puntos.
El último cuarto no tuvo
historia. La afición ya festejaba la clasificación en las gradas,
mientras Turquía mantenía la intensidad y el acierto. Además, los
suplentes del combinado local demostraron que pueden gozar de minutos
importantes en los próximos encuentros. Al final, los 27 puntos de
diferencia ratificaron la superioridad de Turquía, que ya es una de las
claras candidatas al título.