Lituania
bordó el partido frente a Argentina con una impenetrable defensa, un
ataque arrollador y un acierto inusitado en los tiros exteriores, que le
permitieron vencer con autoridad (104-85) y eliminar al cuadro
albiceleste de la lucha por las medallas.
No hizo falta ni que brillara la
estrella Kleiza, pues 7 de los jugadores lituanos terminaron en doble
dígitos. Lituania saltó al campo desde el primer minuto con el objetivo
de detener a los argentinos.
Y logró dicho objetivo en base a
una durísima defensa personal. Scola no estaba lo suficientemente fino
(13 puntos, 31% de acierto en tiros de campo), revelando la dependencia
que el equipo suramericano tiene de él, lo que aprovecharon los bálticos
para llevarse el marcador arriba desde el inicio gracias a los triples
de Kalnietis, Pocius y Jasaitis.
A pesar de un Delfino (25
puntos) muy rápido que aprovechaba que la atención defensiva estuviese
puesta en Scola (lo cubrían dos cada vez que alcanzaba una bola), y de
un Jasen (11 puntos) que realizó un par de jugadas de raza, el ataque
albiceleste se chocaba una y otra vez con la muralla de los lituanos.
La seriedad defensiva de los
bálticos empujaba a Argentina a cometer fallos, permitiendo los robos de
balón que los lituanos aprovechaban para llegar rápidamente y anotar,
cuando no lo hacían de tres (12 de 24 en todo el partido), lo que
permitió a los de Kestutis Kemzura marcharse a la primera pausa con un
abultado 28-18 a su favor.
El siguiente cuarto empezó con
la misma cantinela y los lituanos haciendo trizas a Argentina (35-20).
En defensa parecían salir como hormigas de debajo de las piedras,
obligando a los hombres de Sergio Hernández a mover la pelota con tal
velocidad que para cuando regresaban a su campo estaban derrumbados.
Además, cuando los argentinos
parecían tomar por las riendas el partido y reducir la ventaja lituana,
aparecía Jasaitis con sus triples (19 puntos, 12 de ellos en canastas de
tres).
Así las cosas, Lituania se
marchaba al descanso con la máxima ventaja 50-30. Quedaba saber cuánto
iban a poder aguantar los bálticos mantentiendo la presión defensiva.
El problema es que la respuesta
era clara: mucho. Aún les quedaba cuerda para rato, aupados por una
ruidosa afición y la oportunidad de volver a las medallas tras su tercer
puesto en el Europeo de Madrid.
Lituania no parecía el equipo
que había tenido dificultades en octavos para deshacerse de China, ni
Argentina la escuadra que había dejado atrás a la peligrosa Brasil.
Con rapidez, los triples
pusieron a los lituanos a unos insalvables 30 puntos (66-36), mientras
que Argentina no logró hacer una canasta de tres hasta pasados los 25
minutos de partido.
El luminoso indicaba ya un 85-53
al inicio del tercer cuarto, por lo que a Argentina no le restaba más
que lucha por salvar su honra.
Así
lo hizo. Como si luchara por conseguir lo imposible, Argentina anotó un
parcial de 2-14 en los primeros cuatro minutos del periodo final
reduciendo la ventaja a los 20 puntos, pero ya la suerte estaba echada.
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