Como una crónica de una lamentable muerte anunciada, a escasos seis
días del inicio del torneo centrobasket, tres millones de pesos separan
al país de hacer un “papelazo histórico”.
Esa es la cifra, aunque
algunos apuntan que puede ser menor, reclamada por el presidente del
Comité Organizador, Fernando Hasbún al Ministerio de Obras Públicas.
El
aire acondicionado, los camerinos y los baños son los puntos que faltan
todavía por ser superados para que el Palacio de los Deportes Virgilio
Travieso Soto esté preparado.
Pero la sede fue otorgada hace
varios meses, se sabía que el escenario tenía que ser reparado o
adecuado, pero se perdió tiempo.
Más allá de las responsabilidades
de los ministerios de Deportes y Obras Públicas también se debió
trabajar con antelación, atar todos los cabos.
Parece que tampoco
se pudo vender bien el torneo, en medio de todo lo negativo que ha
rodeado al baloncesto en los últimos años, y una vez más el Estado ha
tenido que salir en su auxilio.
No es que el Estado sea
indiferente o que no colabore ya que esa es una de sus obligaciones,
pero en los últimos años ha estado prácticamente sólo, con ligeras
excepciones, cargando todo el peso y cubriendo todos los gastos.
El
baloncesto, como espectáculo, como deporte, como atractivo ha perdido
buena parte, si no todo el apoyo que una vez le brindó el sector
privado, empresarial a tal punto que llegó a superar al béisbol
profesional en un momento de debilidad de éste.
Un gran apuro
En
estos momentos, sin exagerar, está pendiente de un hilo la celebración
del Centrobasket aquí. Con una comisión de la Fibaamericas lista para
aterrizar en el país en las próximas 48 horas para revisar el escenario,
esos tres millones de pesos parecer multiplicarse por mil.
Las
opciones son pocas. Una dispensa de una semana - siempre que aparezcan
los recursos - es una posibilidad.
Pero el tiempo apremia ya que
también se acercan los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
En la
capital no hay otro escenario disponible para albergar un certamen de
esa naturaleza y con las exigencias que impone la Fibaamericas.
Una
posibilidad que habría necesariamente que sopesar si no se resuelve el
problema es mover el certamen a la Arena del Cibao Oscar Gobaira.
Pero
habría que conocer el calendario de actividades de ese escenario que
siempre es buscado por artistas, políticos, entre otros.
Además,
todo el trabajo logístico que se ha realizado hasta el momento en la
ciudad capital tendría que moverse hacia Santiago.
Esto podría
traer serios inconvenientes en los aspectos de alojamiento, transporte,
facilidades para los visitantes y la prensa, etc.
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