En las primeras horas del mercado de agentes libres, cuando se esperaba
que los grandes gastadores estarían comprando de forma esplendida, vimos
como dos equipos de media tabla en la NBA iniciaron las festividades
valientemente, y quizás drásticamente, simplemente para mantener el
status quo.
Los Hawks colocaron 120 millones de dólares en la mesa para tratar de
fichar nuevamente a Joe Johnson. Los Grizzlies le ofrecieron 82 millones
a Rudy Gay con el mismo propósito en mente.
Dos equipos, conscientes de una posible caída en lo deportivo y
temerosos por el impuesto de lujo, omitieron ese hecho para retener a
sus mejores jugadores en este momento.
Si ese es el camino que tomará el mercado de agentes libres este verano,
entonces el aplauso que se escuchará vendrá de parte de la unión de
jugadores de la NBA, que señalarán estos contratos y otros como
evidencia que la liga no está dirigiéndose a la quiebra.
Los dos ofrecimientos fueron asombrosos simplemente por los equipos que
hicieron las ofertas. Los Grizzlies tienen problemas de asistencia de
público – ocuparon el puesto 28 en asistencia a sus partidos en casa la
temporada pasada – que los forzaron a mantener sus costos bajos y, aún
así, están perdiendo dinero, pero a pesar de eso invirtieron fuertemente
en un hombre que no es ni una súper estrella, ni tampoco un jugador del
montón.
Los Hawks también tienen algunos retos en cuanto a la asistencia
(ocuparon el lugar 18 en asistencia en los partidos jugados en casa la
campaña pasada), siguen luchando por su lugar en una ciudad adicta al
fútbol americano, a pesar de tener un conjunto que llegó a los playoffs.
Pero le ofrecieron un contrato por seis temporadas, por muchísimo
dinero, a un hombre que, aunque ciertamente es uno de los mejores en su
posición, tiene 29 años y que probablemente haya dejado atrás sus
mejores campañas.
Desde el punto de vista competitivo, lo que hicieron los Hawks y los
Grizzlies, de alguna forma, tiene sentido. Atlanta y Memphis no son
mejores equipos sin Johnson y Gay. Ambos jugadores ayudaron a que sus
equipos tuvieran una campaña 2009-10 muy sólida, aunque el final fue
amargo – para los Grizzlies después del Partido de las Estrellas y para
los Hawks en la postemporada. No lo olviden: Ninguno de estos conjuntos
tiene el dinero para gastar en otros agentes libres. Para ellos la
cuestión es tratar de retenerlos o entrar muy debilitados la siguiente
temporada sin la posibilidad de llenar esos vacíos.
Pero hay otra forma de mirar esta situación. Desde le punto de vista
financiero, estas ofertas tienen un riesgo considerable.
Gay es un agente libre restringido, lo cual significa que los Grizzlies
pueden igualar cualquier propuesta. ¿Por qué no dejaron que otro equipo
fuera el que hiciera la primera oferta? Dado que hay pocos equipos que
pueden pagarle una cifra cercana a la que le ofrecieron los Grizzlies,
existía una posibilidad muy pequeña de que la que hizo Memphis fuera
superada. A menos de que un conjunto le ofreciera un contrato demasiado
costoso, algo como lo que hicieron los Blazers el verano pasado cuando
buscaron a Paul Millsap (De todas formas los Jazz igualaron la oferta). E
incluso si algún club lo hiciera, si querían a Gay, ellos simplemente
debían igualar la propuesta que le dieran. O lo hubieran dejado ir y se
habrían ahorrado algo de dinero.
Distinto a lo que sucede con los Grizzlies, los Hawks son un equipo que
se clasificó a los playoffs y, por ende, la urgencia de retener a
Johnson es un poco mayor. Perder a Johnson significaría dar un paso
atrás; ¿dónde encontrarán los Hawks sus 20 puntos, cinco rebotes y cinco
asistencias por partido? No hablamos de su nómina actual. Dejando a un
lado su mala actuación en los playoffs, Johnson es la pieza vital de
Atlanta. Ese club sería mediocre sin él.
No obstante, al darle el máximo contrato posible, ellos están
coqueteando con futuros problemas relacionados con el tope salarial y
con temas de flexibilidad financiera. Johnson se convertirá en un
jugador no negociable a menos de que los Hawks tomen a un jugador igual
de talentoso y costoso a cambio. Además, en los próximos años, ellos
tendrán que lidiar con el estelar Al Horford y el Mejor Sexto Hombre del
Año, Jamal Crawford, cuyos contratos deben renovarse.
¿Puede pagar otro gran salario una franquicia que en este momento le
paga 9 millones de dólares o más por temporada a Josh Smith y Marvin
Williams? ¿Un equipo que no llena el Philips Arena? ¿Y con un grupo
dueño del club al que solo le falta colocar un aviso en el periódico
buscando por una infusión de dinero a por parte de un inversionista?
Debería haber una regla general cuando alguien decida darle el máximo
contrato permitido a un deportista, o al menos algo cercano a eso. Ese
jugador debería entrar en una o dos categorías: Alguien lo
suficientemente bueno para llevar casi por sí mismo a su equipo a las
finales de la NBA, o alguien que se tan emocionante de ver que agotaría
la boletería. Kobe Bryant, LeBron James y Dwyane Wade encajan en la
primera descripción. Carmelo Anthony en la segunda. Johnson y Gay no
concuerdan con ninguna.
Claro, quizás los Hawks y los Grizzlies tengan otros planes en mente.
Pueden fichar a esos jugadores y luego intercambiarlos, obteniendo a
cambio algunos hombres talentosos y así no tener que sufrir los efectos
que tendrían estos contratos a largo término. Pero esto sólo lo sabremos
el próximo ocho de julio, el primer día en el que los contratos pueden
cerrarse. Además, Johnson aún quiere hablar con otros clubes a pesar de
la oferta que le hicieron los Hawks. Lo cual nos hace pensar si
realmente desea regresar al conjunto de Atlanta. Si así fuera, él
hubiera cancelado las otras citas.
La verdadera ganadora es la unión de los jugadores, a la que actualmente
se le hace agua la boca con el dinero que se está moviendo alrededor.
Si piensan que estas negociaciones con los agentes libres son
interesantes, esperen hasta el próximo mes de julio cuando se den las
negociaciones de los trabajadores.
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» Los Hawks y los Grizzlies toman un gran riesgo al abrir sus billeteras en el mercado de agentes libres

